Simón Rodríguez: El maestro que formó para la libertad, para la justicia, para lo grande
El
19 de enero de 1824, el libertador Simón Bolívar envió una carta
al gran maestro venezolano Simón Rodríguez, fecha en la que
cumplían poco más de 18 años sin verse y Bolívar, quien tres años
antes había logrado la gesta independentista en el histórico Campo
de Carabobo, mantenía intactos los valores de libertad y justicia
inculcados por este hombre que influyó en su formación académica,
humana, política, filosófica. Y es que fueron esas primeras letras
las que llevaron al libertador a empeñarse en esa idea emancipadora
que no era nada sin la educación, la enseñanza, la formación.
Esta
carta que Bolívar escribió en Pativilca, Perú, tenía claro lo que
este eminente pensador, escritor y educador venezolano, reconocido
como maestro de América, había significado en su vida, reflexión
que es válida recordar este 15 de enero cuando se celebra el Día
del Maestro, el día de quienes como Rodríguez se dedican al oficio
de educar, con paciencia y tesón, a las nuevas generaciones.
"Usted
maestro mío, cuánto debe haberme contemplado de cerca aunque
colocado a tan remota distancia, con qué avidez habrá seguido usted
mis pasos dirigidos muy anticipadamente por usted mismo. Usted formó
mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para
lo hermoso. Yo he seguido por el sendero que usted me señaló. Usted
fue mi piloto...", expresó Bolívar.
Fue
tanto su compromiso como maestro y mentor que el 15 de agosto de
1805, Simón Rodríguez acompañó a Bolívar en el Juramento del
Monte Sacro, pronunciamiento en el que el libertador ratificó su
compromiso con la causa independentista de Venezuela y América
Latina.
"¿Se
acuerda Ud. Cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre
aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá
Ud. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que
anticipó por decirlo así, un juramento profético a la misma
esperanza que no debíamos tener", escribió Bolívar en la
misma carta enviada en 1824, tras enterarse del regreso de su maestro
a América.
Y
es que Rodríguez volvía luego de 20 años en Europa, donde llevó
su pensamiento enfocado en la construcción de escuelas que enseñaran
a trabajar y producir, a formar niños pensantes, autónomos y
comprometidos con el bienestar de todos.
"Enseñen
a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el porqué de lo
que se les manda hacer, se acostumbren a obedecer a la razón; no a
la autoridad como los limitados, ni a la costumbre, como los
estúpidos", dijo el propio Rodríguez.
Sus
ideas innovadoras que habían surgido en una época difícil, hace
más de 200 años, condujeron a que éste fuera tildado de loco.
"Hace 24 años que estoy hablando, y escribiendo pública y
privadamente, sobre el sistema Republicano, y, por todo fruto de mis
buenos oficios, he conseguido que me traten de loco", reclamó
en 1848, en Colombia al exponer sus criterios sobre la educación
republicana, recogidos luego en el texto O inventamos, o
erramos, editado en 2008 por el Ministerio del Poder Popular para la
Cultura.
A
pesar de esto, Rodríguez bregó hasta el final de sus días por una
educación propia, original, popular, republicana. Célebre es su
pensamiento: 'O inventamos o erramos' que titula el libro editado en
2008 y que, como en los albores de la independencia, se mantiene
vigente, ahora que Venezuela construye un modelo de justicia social
independiente, sin calcos, ni copias.
Educación
para todos
El
pensamiento del maestro Simón Rodríguez fue retomado por el también
maestro venezolano Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien siempre
promovió un sistema educativo nacional que permitiera brindar
oportunidades iguales a todos los ciudadanos.
Prieto
Figueroa formó parte de la Junta Patriótica Revolucionaria de
Gobierno que nació tras ser derrocado el presidente Isaías Medina
Angarita (1941-1945). Por ello, fue designado por el entonces
presidente de la República, Rómulo Gallegos (1948-1953), como
ministro de Educación, desde donde se dedicó a trabajar por una
educación inclusiva.
Este
importante educador y político, oriundo del estado Nueva Esparta,
escribió los principios que debían regir la educación venezolana,
como fue el caso del Estado Docente, en el que planteaba que el
Estado debía intervenir por derecho propio en la organización de la
educación nacional.
"El
Estado interviene, por derecho propio, en la organización de la
educación del país, y orienta, según su doctrina política, esa
educación. Depende la orientación de una escuela de la orientación
política del Estado. Si el Estado es nazista, la escuela es nazista.
Si el Estado es falangista, la escuela es falangista. Y si el Estado
es democrático, la orientación de la escuela necesariamente tiene
que ser democrática", señaló.
Prieto
también promovió la creación de la librería Magisterio, que
colocó en el país textos de la escuela nueva, así como también
otras iniciativas: el Consejo Nacional de Universidades, el Instituto
de Mejoramiento Profesional, la primera Escuela de Teatro de
Venezuela y el Instituto Nacional de Capacitación y Educación
Socialista (Inces), este último con base en valores para el trabajo
y la producción que habían sido expuestos por Rodríguez.
En
honor a ese legado del maestro Prieto a la educación, el Gobierno
venezolano anunció recientemente la construcción de 1.500 Ciudades
Escolares en los próximos 10 años. La infraestructura estará
inspirada en el concepto del influyente político, educador y poeta,
de desarrollar una educación integral.
Maestros
son la columna vertebral
El
pensamiento de Rodríguez y Prieto es rememorado este 15 de enero
cuando los más de 500.000 maestros del país conmemoran su día.
La
fecha se celebra en Venezuela desde 1945 para recordar la creación
de la Sociedad Venezolana de Instrucción Pública, que se fundó el
15 de enero de 1932 y cuatro años después se convirtió en la
Federación Venezolana de Maestros. Su primer presidente fue el
educador y dirigente gremial Miguel Suniaga. Luis Beltrán Prieto
Figueroa fue el secretario de esta primera directiva.
A
esos maestros, columna vertebral del sistema educativo, también se
les reconocen los logros alcanzados durante estos últimos años,
como es el caso de los más de 6 millones de estudiantes que reciben
formación en escuelas y liceos públicos del país.
Y
es que en los primeros 15 años de Revolución Bolivariana, la
matrícula en educación inicial, que incluye niños de entre tres a
seis años de edad, pasó de 45 a 77%; la primaria, entre seis a 12
años, se incrementó de 86 a 96%; la secundaria, que abarca a
jóvenes de entre 12 y 18 años, subió de 48 a 76%, mientras que el
número de universitarios se incrementó en 294%, evidente muestra de
las conquistas educativas en Venezuela, un país cada vez más
comprometido con la educación gratuita y de calidad.
Hoy,
cuando se celebra el Día del Maestro, seguramente muchos recuerdan a
quienes como Rodríguez también dejaron enseñanzas y valores.
Maestros que han servido de guía, de pilotos, de conductores de
vida, por eso, cada día llaman a la reflexión, al encuentro, al
estudio, al aprendizaje constante, a la búsqueda, a lo nuevo, a lo
nuestro. Esa es la verdadera libertad.